miércoles, 11 de marzo de 2009

FIEBRE EN LA HABANA: entrevista a LEONARDO PADURA FUENTES


Por: Rubén Varona

Con motivo del lanzamiento en Londres de la novela Havana Fever (La Neblina de Ayer), traducida al inglés por Peter Bush y publicada por la editorial Bitter Lemon Press, el pasado 17 de febrero tuve la oportunidad de dialogar con Leonardo Padura, novelista cubano reconocido por la crítica como uno de los escritores más representativos de la lengua española en los últimos años.

Leonardo Padura es un hombre reflexivo, poseedor de una amplia cultura. Sus temas de interés van desde la Revolución Rusa, el Movimiento Sindical Mexicano, la Guerra Civil Española, la literatura policial anglosajona y latinoamericana, con Rubem Fonseca a la cabeza. Es el creador del detective Mario Conde, hombre melancólico, buen conversador, bebedor de ron y como el propio autor, testigo implacable de su época.

“Desde mi novela Pasado Perfecto -señala el autor al referirse a la primera obra de la saga de Conde, publicada en lengua española por la editorial Tusquets-, siempre he buscado hacer una literatura que de alguna manera deje testimonio de lo que ha sido la vida cubana en estos años”. Ante la falta de periodismo independiente o no oficial, la literatura de Leonardo Padura cobra mayor pertinencia, más sí recordamos que el periodismo realizado en la isla pertenece a medios informativos del estado.

Al revisar la historia de la novela policial en la isla, Padura Fuentes, quien con maestría se vale de elementos de la literatura criminal para reflexionar acerca de su realidad, incluso para hacer algunas denuncias, señala que durante la década de los 70 y 80, éste tipo de obras tuvo un carácter excesivamente político, que terminó por consumirla. Quizá una de las mayores virtudes del autor sea conocer lo suficiente la tradición y lograr separarse de ella.

Después de su novela Adiós Hemingway y de la tetralogía denominada Las cuatro estaciones o el cuarteto de la Habana- que incluye Havana Blue (Pasado perfecto), Havana Gold (Vientos de cuaresma), Havana Red (Máscaras) y Havana Black (Paisaje de otoño), Mario Conde aparece una vez más en Havana Fever (La Neblina de Ayer).

En ésta última novela han transcurrido catorce años desde que él decide dejar su trabajo como miembro activo de la policía de investigaciones. Conde se gana la vida comercializando libros de segunda mano. Siguiendo su instinto detectivesco, llega a una de las mansiones en otro tiempo aristocráticas de la capital cubana, donde reposan obras de gran importancia para la nación. En uno de los libros encuentra un recorte de periódico de 1959, en el cual se anuncia el retiro inesperado de la cantante de boleros Violeta del Río. A través de testimonios de ancianos y de una serie de cartas escritas cuarenta años atrás, Conde comienza a develar secretos de la artista, así como un pasado oscuro de una de las familias más distinguidas de la Cuba pre-revolucionaria.

Como uno de los boleros de Violeta del Río, las páginas de la novela transpiran profundo desencanto. El autor entabla un dialogo entre la época de la dictadura de Batista y la Cuba actual. No en vano el lector se sumerge en un mundo de esplendor, música y cabarés, contrastado con otro en ruinas, de hambre y pobreza estructural, que produce en el lector fascinación por la Habana de los cincuentas. Los gangsters, la prostitución, las drogas y la corrupción se mantienen en el tiempo.

“La realidad en la Cuba revolucionaria comienza a cambiar luego de la desintegración de la Unión Soviética”, afirma Padura Fuentes al sugerir que el tono reflexivo y melancólico de sus libros, en parte se debe a que luego de este hito su generación comienza a tener una visión más compleja del mundo.

“La nostalgia surge al vivir una profunda crisis económica, pasar hambre y ver derrumbado aquel sueño de que las cosas iban a ser mejores”, enfatiza el autor con la mirada perdida entre la gente; sus palabras son confirmadas por Mario Conde, quien en una conversación con el Palomo, su socio en el mercado de los libros, señala:

“Ellos nos hicieron creer que todos éramos iguales y que el mundo seria un lugar mejor…”
A pesar de que Leonardo Padura vive en Cuba y realiza una radiografía de la vida actual en la isla, él afirma no ser objeto de censuras y por el contrario tener la posibilidad de encontrar editores en cualquier parte del mundo con absoluta libertad. La razón es simple: no le interesa en trasgredir los límites establecidos por él mismo y hacer literatura política como en décadas anteriores; tampoco busca poner en riesgo la circulación de sus libros.

Sólo me resta invitar a los lectores a sumergirse en las páginas de Padura Fuentes, con el mismo misticismo con que se recorren las angostas calles de la Habana, impregnadas de historia, versos y nostalgia por aquella ciudad idílica y romántica. Déjese atrapar por aquel pasado lujoso, ambientado en situaciones del presente que distan del descrito por los medios oficiales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario