sábado, 17 de enero de 2009

"LA NOVELA POLICIAL"

Por Alfonso Reyes.

De todas las feas denominaciones que han dado en emplearse para cierto género novelístico hoy más en boga que ninguno —novela de misterio, de crimen, «detectivesca», policíaca, policial— prefiero esta última. Las demás, o parecen despectivas, o limitadas, o impropias por algún concepto. Sobre esta novela policial me atreví a decir —y lo ha recordado recientemente Jorge Luis Borges en Buenos Aires— que era el género literario de nuestra época. No pretendí hacer un juicio de valor, sino una declaración de hechos: 1) es lo que más se lee en nuestros días, y 2) es el único género nuevo aparecido en nuestros días, aun cuando sus antecedentes se pierdan como es natural, en el pasado.

Se me ocurre charlar hoy un poco sobre la novela policial, y me da ocasión una experiencia reciente. Un eminente psiquiatra mexicano me encontró una de estas mañanas con una novela policial en la mano y hablamos así:

—¿También usted lee estas cosas?

—Soy un decidido aficionado. Me interesan sin conmoverme. En la que llamaremos «novela oficial» todo conflicto me conmueve y agita. En la policial todo conflicto me deleita porque enriquece la investigación. En la novela oficial, una muerte puede hacer llorar, como lloraban el fallecimiento del personaje «Amadís» la dama y su servidumbre, en la anécdota que todos los humanistas conocen. En la novela policial, al contrario, una muerte es bienvenida, porque da mayor relieve al problema. Descansa el corazón, y trabaja la cabeza como con un enigma lógico o una charada, como con un caso de ajedrez. Pero el trabajo no es tan intenso que fatigue, y además sabemos que, por regla, nos van a dar la solución en el último capítulo; de suerte que podemos ser un tanto pasivos si nos place, y graduar nosotros mismos la atención y la energía mental que deseamos gastar. Finalmente, el problema no conlleva el dolor de la abstracción lógica, sino que va cómodamente encarnado en Pedro, Juan o Francisco. En suma, leo novelas policiales porque me ayudan a descansar, y me acompañan, sin llegar a fascinarme u obsesionarme, a lo largo de mis jornadas de trabajo, con esa música en sordina de un «sueño continuado» que no tiene nada de morboso; me permiten satisfacer esa necesidad de desdoblamiento psicológico que todos llevamos adentro (y a la que importa buscar alguna salida por buena economía del espíritu), sin poner para eso en acción todos los recursos sentimentales ni la preocupación patética que exige la novela oficial.

—Tiene usted razón —me contestó mi amigo—. En algunos casos, y por los mismos motivos que usted dice, yo aconsejo estas lecturas a mis enfermos de fatiga nerviosa. Por donde caemos en el tema de la higiene mental que trataba usted en algún artículo. ¿Y le interesa a usted igualmente la novela policial que el cuento policial?

—En principio, necesito que la obra tenga cierta extensión para que logre persuadirme con su engaño estético. Los antiguos retóricos se acercaron muchas veces (y el primero, Aristóteles) a este tema de la relación entre el lícito engaño literario y la dimensión del poema. En sus comentarios sobre El cuervo, algo dice al respecto Edgar Allan Poe. Quizá no sea posible decir más, pues el tema es resbaladizo y escapa a la razón dosimétrica. Pero hay una cierta relación entre la cantidad y la calidad poética, que puede ser de primer grado o de grado recóndito, de orden directo o de orden inverso. Y en el tipo de ficción policial es obvia, es de primer grado y de razón directa. Victoria Ocampo, también gran lectora de estos libros, me ha declarado que sólo soporta la novela y no el cuento. Yo soy un poco más ecléctico, pero suscribo, en tesis general, el mismo principio.

—¿Se ha escrito algo que merezca leerse sobre el género policial?

—Hay un buen ensayo de Roger Caillois, y hay mil notas y luminosos atisbos en Jorge Luis Borges, que, en colaboración con Adolfo Bioy, está dando carta de naturalización al género en la literatura hispanoamericana y, podemos decir, en la hispana.

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4 comentarios:

  1. esto es una porqueria oyo.
    NO MENTIRAS ESTUBO BACANO

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  2. malparido de mierda no me hagas perder tiempo le estoy dando po el culo a mis esposa y quiero leel algo que no haya salido de la boca de mierda de alguien como tu

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    1. nulca digas eso eres como la v.............

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